Consideraciones acerca del nombre
EL NOMBRE
Así como para poder identificar rápidamente a una persona se utiliza generalmente un nombre, para poder identificar a un grupo de personas habitualmente también se requiere un nombre; en el caso de nosotros el nombre con el que usualmente se nos conoce es el de “espiritualistas”; sin embargo, existen también otros “nombres” que algunas personas utilizan para llamarnos, veamos entonces cual es el más adecuado.
Espiritualista en términos significa según el Diccionario de la lengua española en su segunda acepción dice: “Que profesa la doctrina del espiritualismo. ” y bajo la palabra Espiritualismo dice:
“(De espiritual.) m. Doctrina filosófica que reconoce la existencia de otros seres, además de los materiales.|| ...”
Efectivamente, para los miembros de esta asociación espiritualista es todo aquél que ejerce el espiritualismo, entendiendo este, en un sentido muy amplio, como: toda ideología que cree en la existencia de otros seres inteligentes aparte de los materiales. En un sentido un poco más específico y de uso interno consideramos espiritualismo a: La enseñanza transmitida en los grupos religiosos o no, donde se realiza (o se realizó) la cátedra llamada ‘de Jesús’ y/o que se originaron de las doctrinas enseñadas por el señor Roque Rojas.
Siendo la característica antes mencionada la que para nosotros determina si tiene o no alguna relación con la filosofía transmitida a través de la Asociación para considerarlos ‘grupos espiritualistas hermanos’ y por lo tanto aquí no se incluyen las demás corrientes filosóficas consideradas espirituales o espiritualistas, así como los diversos grupos religiosos, ocultistas o esoteristas que se consideran espirituales, espirituistas o espiritualistas. En el sentido más específico y también de uso interno, empleamos la palabra ‘espiritualismo’ para designar, de manera muy familiar, a las explicaciones y actividades realizadas por la Asociación y que constituyen la Filosofía Espiritualista.
Como se puede usted dar cuenta, el empleo de la palabra ‘espiritualista’, en la Asociación, no es contradictorio, porque para ello especificamos el sentido en que la usamos, y este sentido no es contrario al sentido habitual de la palabra.
En lo que respecta al significado de las palabras “filosofía espiritualista” nosotros entendemos por filosofía: “Una forma de pensar y actuar ante y en el universo, entendiendo que esto es una manifestación del natural afán de saber del ser humano. Dicho en otras palabras, filosofía es ‘una manera de vivir’. ”
A esta filosofía la llamamos espiritualista porque en ella las cosas espirituales (Dios, los pensamientos, los sentimientos, etc.) tienen mayor importancia que las cosas materiales (los objetos que se poseen), de aquí que aceptemos ser llamados simplemente espiritualistas.
Aclarando cuestiones
¿Utilizar un nombre no es discriminar y decir “los buenos aquí y los malos allá”? No, porque eso depende de la actitud de la persona que emplea el nombre; si la persona tiene una actitud de prepotencia o vanidad utilizará el nombre para separar de esa manera; pero si su actitud es más consciente usará el nombre para identificar sin humillar o segregar. Usted puede emplear como nombre para una institución la palabra ‘hospital’ sin indicar si es bueno o malo, sino simplemente usted señala que ahí se desempeña cierta actividad. Así un grupo de personas que desempeñan una función pueden ser identificadas con un nombre sin que esto forzosamente implique que se les considere superiores o inferiores.
¿Qué tan importante es el nombre? La importancia del nombre radica en que sirve para distinguir con mayor facilidad un grupo de otro, y porque si se requieren trámites oficiales se pide que la organización tenga un nombre.
En la antigüedad no existía una palabra exclusiva para denominar a quienes tratan de ejercer la voluntad de Dios; en muchos idiomas antiguos no existía una palabra para designar lo que ahora conocemos como religión. Por ejemplo: En tiempos de Moisés y de los profetas, todas las disposiciones que ahora agruparíamos como religión eran parte inseparable de la vida del judío, así que no existió por mucho tiempo alguna palabra exclusiva para llamarlas; no fue sino hasta mucho tiempo después que se empezó a llamar “la ley” o “la ley y los profetas”.
Otro ejemplo lo tenemos con los primeros seguidores de Jesús que no tuvieron un nombre exclusivo ni para ellos ni para el mensaje que transmitían, ya que Jesús mismo sólo habló de su mensaje como el ‘evangelio’ que proviene de la palabra griega ‘evangelion’ que significa buenas nuevas. Incluso al morir Jesús los primeros cristianos entre ellos Lucas, se referían a su enseñanza simplemente como ‘el camino’ (Hechos 9:2) o como ‘la iglesia’, para designar a la comunidad de seguidores de Jesús; palabra que ya se ha analizado.
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